Y, aunque el joven andorrano ha tenido en frente un buen ramillete de ilotos más experimentados que él, lo cierto es que no ha habido que esperar mucho para verle descorchar el champán de los vencedores; lo ha conseguido antes de finalizar el año de su debut en la disciplina. El acontecimiento tuvo lugar en la llegada del Rallye Costa del Sol. Vinyes radiante, recogía junto a Xavi Lorza, su copiloto, la recompensa a una brillante actuación que le permitía llegar a la meta de la carrera malagueña empatado con su compañero de marca Enrique García Ojeda y en la que el andorrano jugaba sus cartas a la perfección, aprovechando la oportunidad que la actitud del equipo le brindaba en ese momento.
Tanto Vinyes como Ojeda se habían batido a la décima con el Renault Clio S1600 de Alberto Hevia, su más firme oponente en esta ocasión. Sin embargo, las secciones de la tarde, donde los dos Peugeot y sus pilotos demostraban una mayor adaptación, no le eran muy favorables a Hevia, que se descolgaba con el paso de los kilómetros. Hubo quien vio en los tiempos una consigna de Renault Sport España, que daba por bueno un podio para despedir un año no demasiado afortunado, y también hubo quién interpretó la situación como un mayor conservadurismo del asturiano, que paga las facturas de accidentes de su bolsillo... Sea como fuera, lo cierto es que Ojeda y Vinyes hablaban con Borja Moratal, máximo responsable deportivo de Peugeot Sport España en la asistencia previa a los dos últimos tramos, y ambos recibían, si no órdenes explícitas, sí indicaciones de lo que procedía de ahí al final del rallye. Vinyes, cuya aportación a Peugeot en el apartado de marcas ha sido notable este año. era el depositario de los favores del equipo en Málaga y así se lo hacia saber Ojeda antes de la última especial. El andorrano batía a su compañero por un estrecho margen y la marca podía saborear un final de temporada especialmente afortunado, con su tercer doblete consecutivo.
Con Hevia en el tercer puesto Renault cerraba un capítulo no demasiado afortunado en su historia particular en los rallyes nacionales, ya que el Clio S1600 oficial cosechaba un nuevo fiasco. Si Chus Puras comenzaba la carrera a un ritmo insuficiente para batirse por la victoria el colmo de los males llegaba con problemas en la drección de su coche que le hacían marcarse un trompo, y, con ello, hundirse en la clasificación. En ese contexto, y con la ausencia del ya campeón Miguel Fuster, Xevi Pons y su Mitsubishi Lancer de Grupo N subían hasta la cuarta plaza de la clasificación final, dominando en su categoría, ya que Daniel Sordo competía esta vez a bordo de un Citroën Saxo Super 1600 y Santi Concepción corría de manera conservadora, sin arriesgar para nada la integridad de su coche, vendido antes de la carrera.
Pons realizaba una carrera de menos a más y batía en la recta final de la carrera a un Daniel Sordo cuya primera experiencia los mandos de un S1600 era más que satisfactoria. El joven cántabro causaba una muy buen impresión en Citroën, ya que en ningún momento dio muestras de verse superado por una situación así, algo impropio de un joven de su edad. En esta ocasión Cabo y Fombona no logaraban superar, por diferentes motivos, la sexta y séptima plaza, en el año de despedida de sus Citroën Saxo Kit Car. Tampoco le era muy propicio el último rallye del año a Sergio Vallejo y a su Fiat Punto S1600, a los que un pinchazo en los primeros compases de carrera dejaba fuera de las posiciones de carrera.
Por lo que a la copas monomarca respecta, la emoción era máxima en algunas de ellas con motivo del Costa del Sol, ya que la anulación del Rallye de Madrid hacía que en la cita malagueña se produjera el desenlace de una lucha por sus títulos. Una de las situaciones más emocionantes era la de la Copa Clio, donde Javier Azcona debía terminar al menos tercero, si José Piñón ganaba, para hacerse con el título. Este segundo factor se dio, pero Azcona logró la segunda plaza, lo que le daba automáticamente la victoria en la copa. Fernando Medina aseguraba el título en el trofeo Saxo gracias a su segundo puesto en esta ocasión, dejando la victoria para el catalán Eduard García. Por su parte, Aitor Zubillaga se despedía de la Copa Fiat a lo grande, rubricando su victoria en la copa con un nuevo triunfo parcial. Jonathan de Miguel, en el Desafio Peugeot, resolvía el litigio que tenía con Amador Vidal por el volante oficial con el que la marca premia al ganador de este certamen. Lo cierto es que Vidal le dejaba el camino libre cuando acumulaba un gran retraso tras pinchar en el segundo tramo, lo que hacía que De Miguel completara una carrera sin sobresaltos.
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